Por Nicolás Panigutti
Algo está pasando en Vélez Sarsfield. Algo está cambiando. Basta con llegar a la cancha y que empiece el partido para ver que este equipo que está hoy, no es el mismo de hace 6 meses (o incluso de hace 2 meses). El viernes en Santa Fe y el sábado en el Amalfitani se pudo ver el trabajo de Ricardo Lavolpe, no tanto en lo táctico (todavía quedan algunas materias pendientes) sino en lo anímico y en ese mensaje que debe brindarle a sus jugadores. Finalmente, pareciera que en Vélez, el "Bigotón" logró formar eso que tanto buscaba desde que llegó, y que tanto le costaba encontrar (ya fuese por incapacidad propia a la hora de declarar algunas cositas a la prensa, o bien, como personalmente pienso, por la existencia de ciertos "personajes" a los cuales no beneficiaba un Vélez "en equipo", ya que se desvalorizaban o perdían importancia para las cámaras) eso que es comúnmente conocido con el nombre de "EQUIPO".
Primero fue ante Santa Fe, con una dura tarea que tuvo el equipo ante la expulsión de Lima a los 2 minutos. En ese partido se pudo ver ese mensaje general que había impuesto el argento-mexicano: "corren todos, juegan todos". Con un hombre menos, Vélez en el segundo tiempo, pareció tener un hombre más. No hubo uno solo que en Santa Fe, con sus limitaciones o no, no pusiera la patita y corriera. Y se ganó. Se ganó con suerte, es cierto, pero se ganó con garra.
Luego, la tarea más difícil, a mi entender, que tenía Lavolpe: ganar en el Amalfitani, y hacerlo cómodamente. Y se logró, esta vez, de la mano de la efectividad. El equipo no jugó lindo (más que algún sombrerito o taquito intrascendente) ni mostró demasiadas variantes en ataque, es indudable esto, pero sin embargo, todos hicieron lo que Lavolpe les dijo que hicieran. Eso se nota. Si sale uno, y entra el otro, no va a haber demasiadas diferencias para Ricardo Lavolpe: ambos deben seguir sus reglas. Nadie escapa de sus obligaciones. Algunos podrán considerar esto como una "dictadura futbolística"; yo prefiero tomarlo como lo que debe ser: un entrenador dirigiendo a SUS jugadores. Se vió con Florís, improvisado en la posición de carrilero, siguiendo órdenes del DT, y se vió con Montero, que lo reemplazó, y siguió con el trabajo comenzado por el anteriormente mencionado. Todos intentan dar lo mejor, y en este caso, lo mejor es lo que el DT pide. Hasta Pellerano, incómodo 100% en el sector izquierdo de la defensa, se banca que su nivel pueda decaer (y así decaiga su cotización, su convocatoria a la Selección y una futura venta) en pos del equipo, para serle útil al EQUIPO. Esto, con otros jugadores, hubiese sido imposible. Imaginemos una situación con un jugador "X": el DT le pide que baje a colaborar en defensa, para eso, debe volver a su antiguo puesto de volante por derecha (lo cual le quitaría goles y reconocimiento en la prensa). Definitivamente esto no se habría podido dar. O pensemos en pedirle al delantero estrella que "pase la pelota", una premisa tan simple como esa. Imposible. En el caso de querer lograr esto, lo mejor hubiese sido dejar de lado a dos jugadores así; sin embargo, Lavolpe tenía la presión del verde dólar y de la verde Comisión Directiva. Hoy día, Vélez está formando algo que es mucho más importante que cualquier estrellato, cualquier "carita" (término que se hará popular, ideado por Lavolpe) y que cualquier goleador del campeonato: un EQUIPO. Si Vélez logró títulos, fue por tener una base, un conjunto de jugadores convencidos de lo que hacían, y no tanto por tener un solo jugador que se destacase, y buscase salir en los programas deportivos como "la figura del partido".
Ya lo dijo Lavolpe: "entendí que si no se puede jugar lindo en el fútbol argentino, hay que ganar, y eso lo saben bien los jugadores". Y se vió claramente en estos 2 partidos que pasaron del Apertura 2007: Vélez no tendrá jogo bonito, pero dará batalla.
http://velezcerebral.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario